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Noa


La historia de Noa es un compendio de historias en si mismo, es la historia de un juguete que se rompió antes de tiempo, que se hizo mil añicos, y que jamás por muchos intentos que se hicieron desde distintos ámbitos, se pudo recomponer.

Tan solo tenia 13 años, un cuerpo desarrollado para su edad, una larga cabellera rubia y una cara de ángel, que de ningún modo pasaba desapercibida, si en algún momento te cruzabas con ella.

Precisamente ese fue su problema. En algún momento se cruzo con dos bestias, inmorales, criminales y una roca a falta de corazón en el pecho.

De poco sirvieron sus gritos, sus súplicas, su lloros antes estos primos mayores, que lejos de cuidarla y custodiar por su bienestar, aprovechando la confianza depositada en ellos, al ser mayores, por los padres de Noa, abusaron de ella sin piedad ni clemencia.

Noa en aquel momento se cortocircuito, pero fue incapaz de reaccionar, de gestionar su trauma personal, y se encerró en ella misma.


—Esta niña cada día está más rara —comentaba con frecuencia el padre a la madre.

—¿Tú no te acuerdas, de cuando tenías su misma edad?, es una etapa complicada, muy difícil y a veces…


Sí, sus padres se preocuparon ante su cambio de actitud, ante la negativa a volverse a quedar a solas con sus primos, a convertirse en una criatura sola y encerrada en ella misma, enclaustrando prácticamente su vida, a las cuatro paredes de su cuarto.

No tenia vida social, en el colegio se portaba bien, aunque era considerada una alumna asocial, de esas que apenas se relacionan con los demás alumnos o profesores y a ello se sumó el trastorno de alimentación.

En un principio, lo atribuyeron a la edad, al temor a convertirse en una adolescente con algún kilo de más, sin enterarse para nada del fondo del problema.

Sí, es uno de los problemas de la sociedad actual, unos padres preocupados, unos padres que trabajan y viven por el bienestar de sus hijos, pero incapaces de gestionar cualquier problemática, quedándose en la superficie del problema y sin ser capaces de profundizar en el problema.

Pero no quedaron aquí los problemas de Noa, el destino estaba cebándose con ella, y un atardecer volviendo del instituto, al pasar por la acera del solar que acababan de vallar, para comenzar la edificación de un edificio…


La encontraron unas horas después, estaba consciente, con la mirada perdida en el horizonte, desnuda, con la ropa a su alrededor hecha girones, y sangrando a causa de una violación reiterada por varios individuos.

Sus padres tras las horas de angustias vividas, respiraron aliviados, mientras esperaban en la sala de urgencias del hospital, a donde la llevaron.


—Lo importante es que está viva, —repetía a modo de mantra el padre, tratando de consolar a la madre.

—Viva, ¿pero en que condiciones?, ¿Por cuánto habrá tenido que pasar esta criatura?, ¡que malnacido, han podido actuar de este modo, con una niña!


Abrazados en estas condiciones, los encontró el médico que la atendió en urgencias.


—¿Los padres de Noa?

—Sí, sí, somos nosotros, —respondió la madre con voz temblorosa.

—Noa ha llegado muy mal, no tanto por los daños físicos, pero lo que realmente nos preocupa y nos tiene muy alarmados, es su estado mental, no reacciona, en algunos casos es un simple modo de protegerse, si es así, en cualquier momento volverá a ser la misma de siempre, pero…

—Hable con claridad doctor —apostillo el padre, —en nuestro estado, necesitamos que utilice un lenguaje muy claro.

—Por la experiencia en casos similares, a las pocas horas de producirse la agresión, las pacientes reaccionan al sentirse protegidas, Noa…

—Pero supongo que cada paciente reacciona de una manera diferente.

—Sí, sí, eso es así, espero que en las próximas horas se produzca este cambio en Noa, pero como médico, tengo la obligación de comentárselo.


El doctor tenia razón, Noa no siguió las pautas habituales, fue una larga temporada en la que apenas reaccionaba a estimulo alguno, reaccionaba de manera automática, sin alma, los especialistas no acertaban a tocar la tecla adecuada, psicólogos y psiquiatras fueron entrando y saliendo por la aséptica habitación del hospital, pero realmente, aparte de multitud de informes, pocos avances.

Meses después y ante la ausencia de avances, enviaron a Noa a casa, los primeros días nada parecía haber cambiado, hasta que una mañana…

Sí, Catty, la madre, al entrar esa mañana en la habitación, soltó un grito que alarmo a todo al vecindario.

Sobre la cama, Noa estaba con los brazos a ambos lados del cuerpo, en sus muñecas, varios cortes provocados con el cristal roto, del marco de fotos que tenía sobre la mesita de noche y las sabanas empapadas en sangre.

Su pulso era muy leve, pero aún estaba viva, aunque prácticamente fue un milagro, poder llegar con este hilito de vida al hospital.

En este caso, los psicólogos del hospital consiguieron que se abriera, que empezara a hablar de como se sentía, y así conocieron el primer caso, ese de violación en familia.

Esto supuso abrir un nuevo frente, el familiar, sí, la familia se rompió, y los fácil fue criminalizar al débil.


—Esta niña está loca.

—Cómo no pongan medios, nos infernará a todos.

—¿Cómo es posible tanta malicia, en una niña, con esa carita de ángel?


Sí, al final tenemos una sociedad, falsa, vacía, que, por limpiar su conciencia, es capaz de mancillar, lo más limpio y noble que puede haber en el ser humano, pero lo peor de todo no quedó aquí.

Noa lucho por su verdad, por encontrar ese equilibrio emocional que le había sido robado demasiado pronto.

Sí, consiguió ser popular, incluso le ofrecieron protagonizar una película contando su historia, ella aparecía en los medios con esa medio sonrisa falsa, la sonrisa de la Gioconda, una simple mueca, un rictus vital, que podría significar cualquier, mientas la procesión iba por dentro.

Sí, por mas ayuda profesional, por mas calor y amor familiar que, a estas alturas de su vida, se había reducido a sus padres y sus dos hermanos menores, “dada su locura”. Fue incapaz de superar estas agresiones cometidas por unos infames, que de alguna manera esta sociedad enfermiza, seguía amparado.

Noa, volvió a intenta quitarse la vida en algunas ocasiones más, todo fue infructuoso, y traumático, para ella y su familia.

Su estado emocional, apenas mantenía un equilibrio temporal, los padres sabían que en la mente de sus pequeña, solo cabía un pensamiento, desaparecer de este mundo que tan mal la había tratado.

Estaban convencidos de esto, pero el día que, a media voz, Noa lo dejó bien claro ante sus padres.


—¡Vivir así es un mierda!, si tienes un cáncer, los médicos te ayudan, y te curan o sabes que…

Pero con lo mio, ¿Qué hago con lo mio?, los médicos no me ayudan, el sufrimiento que tengo cada vez es mayor, desde el interior me sale un fuego que me abrasa y solo me lleva a un pensamiento.


Katty, cogió la mano de su hija y la abrazo, temerosa de que siguiera con esta reflexión que por primera vez hizo en voz alta.


—Sí mamá, en mi solo cabe un pensamiento, solo encuentro una solución para acabar con este dolor, con este sufrimiento que tanto año me hace y es morir de una vez y así por fin poder descansar.


Fue entonces el padre, el que se unió a ellas y apenas sin se consciente de lo que decía, se manifestó de este modo.


—Estamos aquí, contigo, para ayudarte y apoyarte en aquello que tu desees.

—Lo que deseo es morir, ya lo sabéis, lo acabo de decir, y de alguna manera llevo tiempo dejándolo claro, tratando de suicidarme, pero ni para eso soy capaz.

—Para lo que algo falta, estaremos a tu lado —concluyó Katty de manera resolutiva.


En ese momento los padres de Noa, se cruzaron las miradas y fueron consciente por primera vez en muchos años, de lo que debían de hacer.

Sí, de esta manera comenzó la lucha legal para poder llevar a cabo de manera legal, que su querida hija, incapaz de superar el sufrimiento, pudiera dejar este mundo y descansar en paz.

Nuevamente la sociedad, los dio la espalda, la lucha fue atroz, se les insultó, se le trató de inmorales, de malos padres, pero su sentimiento y su responsabilidad como padres, la tenían clara.

Les cerraron todas las puertas, esta sociedad hipócrita, cerró los ojos nuevamente y culpabilizó a los inocentes, pero eran padres luchadores y tras muchas consultas hallaron la solución para ayudar a Noa.

Ayer fue una de las noticias del día, Noa, por fin acaba descansa en paz, dejó de alimentarse, se fue debilitando y los últimos días durmió un plácido sueño, ayudada por los fármacos hasta que el corazón se le paró.

Esta es la historia de Noa, una víctima más, de violencia en el hogar, y sobre todo, victima de una sociedad, imposibilitada para respetar el dolor más profundo de una adolescente, que tras sufrir dos graves agresiones sexuales, fue incapaz de vivir con un dolor insoportable.

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