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La malvada bruja que quería ser reina



Había una vez en un reino muy lejano, allende los océanos, que tenía un rey muy bondadoso, un rey que solo pensaba en su pueblo, en el bienestar de las gentes que habitaban su reino, era El Reino de la Felicidad

Pero también en este Reino, se hallaba una maléfica bruja, una bruja que por encima de todo, deseaba de ser reina, y de este modo tramó la forma de hacer que el rey se acercase a su casa en lo más profundo del bosque, y con ello hacerle un maleficio, para de este modo lograr conseguir su fin.

El rey fue invitado a una cacería, él no era partidario de matar a los animalitos, ni tan siquiera para comerlos pero, en este caso era una cacería de , le había invitado el príncipe del reino vecino, un príncipe alto, guapo, apuesto, y qué pretendía casarse con la hija del rey

La cacería fue organizada minuciosamente, los dos pueblos juntos la organizaron, y el día que se iba a festejar en ambos reinos vecinos, fue declararon fiesta.

Era un día caluroso de verano, y estando las dos comitivas en lo más profundo del bosque, el rey le entró muchísima sed y no sabía donde poder pedir un poco de agua, más a lo lejos vislumbró una pequeña cabaña y allí que se dirigió

Llamó a la puerta y atendió una mujer muy anciana, tan anciana, que apenas podía andar, y con un hilito de voz le preguntó;

―¿Qué desea de esta pobre anciana?

―Tengo mucha sed y necesito beber un poco de agua.

La anciana se introdujo en su casa y salió con un vaso de agua.

―Tome señor. es la más fresca que tengo, dicen que es un agua fresca y fina que cura los males de garganta y hace mucho bien, es agua que me trae mi nietecito de la fuente que hay cercana al río, y que viene desde la sierra.

El rey con una amplia sonrisa, le dio las gracias tras beberse el vaso de agua, y volvió a la cacería

Algunos de sus súbditos, ya se extrañaron porque al volver el rey a la cacería, después de haberse despistado durante unos minutos de la comitiva, parecía otra persona, era como más jovial, más enérgico; incluso, y es lo que más extraño a todos, mostró interés por unirse a la cacería y cazar con sus propias manos alguna que otra pieza.

Pero no solo fue éste el cambio que tuvo el rey durante las siguientes semanas, toda la gente cercana y que le conocía bien, se fue dando cuenta de un cambio más radical, ya no era tan bondadoso, ya no era tan afable. se había convertido en algo gruñón, y así fue hasta que un día llegó a palacio una bella dama, llegó dando gritos pidiendo audiencia con el rey

Este al oír esas voces, en un palacio donde todos solía ser tranquilidad y paz, se asomó al pasillo desde la sala del trono.

―¿Qué ocurre, que voces son esas?

―Majestad, hay una mujer que quiere que la reciba.

― ¿Y estos son modos para pedir audiencia?

―Majestad. ¿que hacemos?. ¿la dejamos pasar?. O ¿la expulsamos de palacio?

―Dejadla pasar, ya me las apañaré yo con ella.

El rey se volvió y se sentó en el trono a la espera de que llegase la señora.

Esta era bellísima, altanera, delgada, y con un precioso talle.

El rey la miró de arriba abajo, parecía que su ancianidad había desaparecido, y de pronto se había vuelto en un jovial monarca.

―¿Qué deseáis señora?

―Majestad, acabo de trasladarme a la corte, vengo de un pueblecito lejano. donde vivía tranquilamente en lo más espeso de un bosque.

El rey al oír que vivía en lo más espeso del bosque, pareció transformarse. Una amplia sonrisa apareció en su faz, y miró a la mujer con absoluta inquietud.

La cogió de la mano y simplemente dijo esta frase que a todos los cortesanos dejó helados.

―A sus pies señora.

Un monarca no debes de tratar así a nadie, salvo a la que en el futuro vaya a ser su reina.

En el reino empezaron a correr voces, a sonar los clarines anunciando los comensales reales, era una señora que nadie sabía de dónde había venido, una señora que les provocaba cierta inquietud y temor a todos, pero que el rey había caído ante su belleza, y había decidido casarse con ella.

Fue una de las consejeras del rey, una bruja blanca, la que empezó a alarmar a la población.

El rey está bajo el hechizo de la malvada bruja, yo la conozco bien, es la bruja Elisenda, la que en el pasado fue expulsada del reino, y se cobijó en lo más profundo de un bosque del reino vecino.

Algunos recordaban el hecho por el que había sido expulsada, decían que habían desaparecido al menos media docena de niños, y que la bruja tras hacerlos trabajar duramente por unas semanas, se los comía para así rejuvenecer, y mantenerse como una mujer bella y joven, por toda la eternidad.

Era muy difícil descubrirla, a pesar de que la consejera del rey tenía todos los datos, lo sabía todo, pero necesitaba desentrañar a la malvada bruja ahora envuelta en ese cuerpo y esa mujer bella, que había deslumbrado al rey.

La consejera y bruja buena, Blancaflor, tras darle muchas vueltas al asunto, mando llamar a todas las consejeras mágicas del reino y las convocó a la mágica hora de las doce de la noche.

Al llegar la medianoche, había luna llena, el momento mágico y propicio para que el universo les fuera favorable.

Fue el hada Clemencia la primera que preguntó.

―¿Porque hemos sido convocadas todas las hadas mágicas?

Entonces Blancaflor a media voz, para que nadie escuchase sus preocupaciones puso a todas al corriente de lo que estaba ocurriendo en la corte.

En la sala se produjo el más absoluto de los silencios, todas las hadas se miraban con cara de preocupación, sabían que tenían un problema muy grande que resolver, pero todas ellas estaban de acuerdo, que luchando conjuntamente, serían capaces de vencerlo y poner en evidencia a la bruja malvada, que pretendía convertirse en reina, para ser indestructible, y así consolida el mal, en el Reino de la Felicidad.

Fue Felicity la que al final expresó una idea.

―¿Por qué no organizamos una gran fiesta, con un baile. para los comensales del rey?

Un murmullo entre todas ellas se levantó, peo fue Amable, la que levantó la voz, sobre toas las demás.

―¿Y cómo vamos a resolver con eso el problema que nos ha expuesto Blancaflor?

―Porque será en ese baile donde descubriremos a la bruja malvada ―respondió nuevamente Felicity―

―Descubrirla ¿cómo?. ―volvió a peguntar Amable, ¿cómo lo vamos a hacer?

―Solo necesitaremos hacer previamente un conjuro, ―apostilló Felicity.

―¿Un conjuro?, hacer un conjuro es fácil, ¿pero que no resuelve ese conjunto?

―En ese conjuro todas uniremos nuestras fuerzas para que a una hora determinada, cuando todos estemos en el salón del baile, la magia durante unos minutos desaparezca.

―Pero si desaparece la magia, en ese momento estaremos todos desprotegidos.

―Es una idea descabellada.

―Nos pondrá en peligro a todas.

―Si ocurre algo, estaremos indefensas.

―Sin la existencia de la magia, simplemente seremos una más.

Fue en este momento cuando Felicity les contó su plan.

―Serán solo unos minutos, pero serán suficiente, para que la bruja malvada, sea vista por el rey tal y como es, y lo que es todavía mucho mejor, que pueda reconocer en ella, a la malvada bruja que hace unos años el mismo expulsó del reino.

La cara de todo el consejo de hadas cambio por momentos, era la respuesta que realmente necesitaban era justo la única manera de poder descubrir a la malvada bruja y verla tal y como es de verdad, en su plenitud y su maldad, fea y vieja, tal y como es, tal y como era, cuando el bonachón del rey la expulsó del Reino.

Fue entonces cuándo él hada Fabrizia recordó esos minutos que el rey desapareció en la cacería, y seguramente, fue cuando cayó en el embrujo de la malvada bruja.

Para comprobarlo mandó un emisario al lugar donde se había celebrado en la cacería, este emisario volvió pocas horas después, y trajo consigo la confirmación, de que aquella era la casa de la vieja bruja malvada.

Ya lo tenían claro, sabían quién era la que pretendía ser reina, y no era otra, que la más odiada entre todas las mujeres del reino de las últimas décadas.

Entonces pusieron en marcha su organizado plan, era toda una trampa para la malvada bruja, que cuando le propusieron celebrar esta gran fiesta con este magnífico baile, solo se preocupó por escoger el vestido más llamativo, porque la hicieran el peinado más lujoso, y al mismo tiempo, mandó llamar a todos los joyeros del reino, para que las joyas que ella luciese, fueran las más esplendorosas jamás vista.

El día de baile, toda la corte andaba ajetreada de un lado para otro, no había nadie en palacio que tuviese tranquilidad, iban a ser un gran convite, donde estarían todas las gentes del reino que tuviesen alguna importancia, y del mismo modo, invitaron a alguno de los reinos y príncipes vecinos.

La princesa había colaborado con el grupo de hadas, sin saber el motivo real de la celebración del banquete y baile, sabía que era para anunciar las nuevas nupcias del rey.

De esa manera durante la cena, cuando todas las hadas una tras otra fueron apareciendo delante de la presunta bruja, que pretendía ser reina, cada una de ellas le regalaba el oído a la malvada bruja, no quería ni por un momento que desconfiara de ellas. Una le decía que si era bella, la otra que bonito pelo tenía, otra más exclamaba lo vellos que eran los pendientes que lucía esa noche.

Blancaflor fue un poquito más allá, ella ojeando a la malvada bruja predijo; ―¡Estoy segura, desde mi sabiduría y mi experiencia, qué serás la mejor reina que jamás haya tenido este reino!

Soraya la malvada bruja, estaba henchida de satisfacción con los comentarios que todas las hadas del reino le iban augurando, pero cuando no podía ser más feliz, no podía estar más relajada, sonó en el reloj del salón del trono las 12:00 de la noche y todo cambió.

De un lado a otro del salón empezó a crearse un ambiente mágico una especie de nubes de colores empezaron a aparecer, una suave brisa las arrastraba de un lugar a otro, de pronto iban de izquierdas a derechas como de derechas a izquierdas y estas nubes iban barriendo la magia de todo el entorno.

No había transcurrido más de un minuto, cuando la malvada bruja que se había sentado en el trono al lado del rey, fue convirtiéndose y pasando de esa bella mujer que todos habían alabado y que llevaba tan solo unas semanas en la corte, a la malvada bruja, que todos poco a poco fueron reconociendo.

―¡Pero qué es esto exclamó el rey!

Blancaflor que no se había distanciado en ningún momento del monarca, le puso al corriente de lo ocurrido.

El rey no salía de su asombro, la malvada bruja que tenía a su lado y que pretendía haberse casado con él, no era otra que la que muchos años atrás, había sido expulsada por mala, por malvada, por secuestrar y comerse a los niños del reino.

¡Apresarla, apresarla rápidamente! ― dijo el rey a sus soldados―

Blancaflor le anunció, que solo tendrían unos minutos antes que la magia volviese y la bruja pudiese ser fuerte y poderosa.

Esos minutos fueron suficientes para que trajesen urgentemente la jaula de hierro que, los protegería de su maldad, y que la haría endeble y sin poderes para poder revolverse contra la situación.

―¡Dejarme!, ¡soltarme!, ¡soy una mujer libre! ―decía la malvada bruja desde el interior de la jaula.

No sabía que la jaula era mágica, que la jaula no dejaba salir hacia fuera nada, y que cualquier cosa cuando recuperase su poder que intentará contra la gente, se revolvería contra ella, como sí de un bumerán se tratara.

De este modo, fue como la malvada bruja fue encerrada en lo más profundo de las mazmorras del palacio, donde jamás volvería a ver la luz.

Y así fue como el reino quedó libre de la malvada bruja, por los siglos de los siglos.

Su rey pudo al final ser liberado de ese maleficio que le había producido la bruja a través de ese vaso de agua, que meses antes, le había solicitado en la cacería.

La princesa al final contrajo matrimonio con el príncipe del reino de al lado pocos meses después, siendo unos príncipes muy felices.

El Reino de la Felicidad, tuvo un pequeño Infante qué sería el futuro rey, y el personaje que daría continuidad a la dinastía del rey bonachón, el rey Federico y colorín, colorado, de esta mágica manera el cuento de la malvada bruja que quería ser reina aquí ha acabado.

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